la musica es el arte que más se identifica con DIOS.

BLOG de Juan Yáñez dedicado a la música. Para entendernos mejor, hablemos musicalmente...

sábado, 18 de febrero de 2012

OTRO LADRILLO EN LA PARED



Otro ladrillo para el muro

The Wall. Relanzan el legendario disco de Pink Floyd de 1979, remasterizado y con versiones inéditas de colección.
17.02.2012 | Por Pedro Irigoyen pirigoyen@clarin.com


Oscuro y perturbado. Abrazando la propia locura y denunciando la demencia colectiva. Una obra de arte que se consagra por atravesar décadas y generaciones sin perder vigencia, actualidad ni sentido. The Wall, la obra cumbre de aquel Pink Floyd de Roger Waters, David Gilmour, Richard Wright y Nick Mason, grabada en Francia, Nueva York y Los Ángeles junto a Bob Ezrin y James Guthrie y editada a fines de 1979, vuelve a las bateas el próximo 27 de febrero con dos ediciones de colección, Immersion (7 discos y material de colección)y Experience The Wall (remasterizada), que incluyen demos originales de las canciones y versiones parciales que detallan el proceso compositivo de los temas.
La discográfica, EMI, aprovecha el impulso de la gira 2011-2012 de Roger Waters -que sacudirá la Argentina los próximos 7, 9, 10, 12, 14, 15, 17, 18 y 20 de marzo-, para sacar del cajón de las reliquias una joya que pone punto final a la colección Why Pink Floyd?, de reediciones y lanzamientos extendidos de la banda. Lo mismo habían hecho con The Dark Side of the Moon y Wish You Were Here.
The Wall es el segundo disco más vendido de la historia del grupo liderado por Roger Waters y David Gilmour, con 30 millones de copias -contra 45 millones de The Dark Side of the Moon, de 1973-, y fue motor de su histórica gira de 1980 y 1981, con 31 shows recorriendo los Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania con aquel escenario cubierto por un muro de bloques de doce metros de altura.
La edición de 7 discos de The Wall incluye un DVD con un clip de la gira de 1980 y el documental Behind The Wall, junto con extractos de los demos originales y las primeras versiones de Roger Waters, así como también versiones inéditas de Confortably Numb y Run Like Hell, de David Gilmour y material de colección.También incluye The Wall Live, un compilado de la gira original de 1980/1981.Ambas versiones incluyen una grabación que muestra cómo fue el proceso de composición de Another Brick in The Wall pt 1 y explora los orígenes de Comfortably Numb, a través de una retrospectiva de los primeros demos de la banda.

EL BLOG OPINA

Un fuera de serie de todos los tiempos. La obra mejor acabada de este extraordinario conjunto, que difícilmente logrará ser opacada con el transcurrir de los años. Una obra de arte inolvidable, digna de la mejor discoteca…

domingo, 5 de febrero de 2012

La monumental Sinfonía Nº 8 de Mahler por Dudamel y otros 1.016 artistas


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05-Feb 06:56 am|Gerardo Guarache Ocque

El ensayo final fue presenciado por una multitud en el Shrine Auditorium. La serie de conciertos dedicada al genio bohemioaustríaco llegó a su fin en tierra californiana

Las secciones de la Filarmónica y la Simón Bolívar se juntaron | FundaMusical Bolívar
Dicen que Gustav Mahler nunca estuvo de acuerdo con llamar a su Sinfonía Nº 8, en la que muchos identifican el clímax de la obra del compositor bohemio-austríaco, la Sinfonía de los mil. Es una obra coral que pocas veces ha sido interpretada por más del millar de músicos y voces. Pero Gustavo Dudamel decidió no escatimar esfuerzos y se armó de todo lo que está a su alcance para generar una interpretación ajustada a la genialidad de la creación.

El Shrine Auditorium, una sala histórica que ha funcionado como escenario para ceremonias de entrega de Oscar, Grammy, Emmy, American music Awards y hasta el Miss Universo 2006, luce algo desvencijado, como si hubiese perdido valor una vez que fueron construidos otros espacios, como el tecnológico Staples Center.

Aún así, fue el lugar escogido para sustituir al Walt Disney Concert Hall en la fecha cumbre del Proyecto Mahler, en vista de la necesidad de ajustar el escenario para recibir a exactamente 1.017 artistas, entre ellos el amo y señor de la ceremonia: Gustavo Dudamel.

En horas de la mañana una multitud se aglomeró en las afueras. A las 10:00 am comenzaría el ensayo final de Dudamel, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Filarmónica de Los Ángeles, los ocho cantantes solistas y los integrantes de la Coral Pacific, la Inner City Youth, la Pasadena Master Chorale, el Gay Men’s Chorus y el Coro de Cámara de Los Ángeles, entre otros, para ponerle punto y seguido a una serie de conciertos que comenzó el viernes 13 de enero en el Walt Disney Concert Hall y que será reproducido a partir del martes 7 de febrero en el Teatro Teresa Carreño, en Caracas.

Esta vez no había ni frac ni esmoquin. Podía verse a algunos jóvenes que entraban al recinto en shorts, tras desafiar la fría brisa matutina, aunque lo más común eran las chaquetas, bufandas y gabardinas.

Los asistentes se ubicaron en el balcón y no el patio del teatro.

La puntualidad era obligada: el que llegara tras el primer compás no tendría acceso.

Dudamel, quien cumplió 31 años de edad la semana pasada ­y los celebró dirigiendo la Sinfonía Nº 5 en do sostenido menor­ salió en jeans, chemise y zapatos Converse. Subió al púlpito, tomó su batuta, bromeó y sin ni siquiera darle un vistazo a su partitura comenzó a agitarse al ritmo de la obra de Mahler, un compositor que estuvo presente en su formación desde que era un adolescente.

A diferencia de otras, la Sinfonía Nº 8 en mi bemol mayor no está dividida en varios movimientos. La obra, que plantea la idea de la redención a través el poder del amor, está constituida por dos capítulos. La primera parte está basada en un himno cristiano del siglo IX para Pentecostés, llamado Veni Creator Spiritu,s y la segunda corresponde a una relectura de la escena final del Fausto, de Johann Wolfgang Von Goethe.

Las secciones de la Filarmónica y la Simón Bolívar se juntaron. Podían identificarse los rostros de los venezolanos, todos menores de 28 años de edad, entre la calvicie, las canas y las arrugas. Pero, al momento de tocar, eran una sola.

La pieza mostraba momentos de candor, cuando los violines tocaban con la técnica del pizzicato ­en la que rozan las cuerdas con los dedos y no con el arco. También viajaba por episodios sublimes de cuerdas y pasajes monumentales en los que se descargaba toda la potencia, incluso la de los metales que se ubicaron en lo que podría ser un balcón presidencial. A esos Dudamel los exhortó a comprometerse con la obra, a pesar de que sus intervenciones eran muy espaciadas entre sí. Las voces, especialmente las de las sopranos que se colocaron en primer plano, fueron protagónicas.

EL BLOG OPINA

                                    Un inolvidable concierto que llena de orgullo a los venezolanos todos, sin ninguna parcialidad política que tanto nos aqueja. Adelante Venezuela, que mereces sacudirte del oprobio más deshumanizado que haya existido jamás.